domingo, 2 de octubre de 2011

Una reflexión de David Escudero

Reconstruir un país que tiene materia prima, mano de obra, que no le acecha la venganza  ni tampoco la sequía, que no es mísera por herencia, que tiene bajo sus entrañas petróleo, gas o algún elemento que sirva a los países occidentales como combustible, en el que haya diamantes (bueno eso tampoco sirve), pero que sean blancos a poder ser caucásicos , a la que la Iglesia Católica apoye, que la ONU permita su avance, que la UE no desestime su interés, que EEUU lo crea conveniente. Ese es un país dónde en un futuro habrá negocio, y el negocio siempre trae consigo dinero. Ese no es el caso de Somalia.
Somalia ha sido un juguete de la antigua URSS y de Occidente, como tantos otros países. Ahora está en manos de los “Señores de la guerra”, mientras niños, mujeres y hombres viven y mueren a su merced. Para colmo están pasando la mayor sequía conocida en el mundo moderno,
Mi querido amigo Marcos Callau me pidió que escribiese unas breves palabras de lo que me movía a formar parte de éste hermoso proyecto. Y éstas han sido las únicas que se me han ocurrido.

8 comentarios:

  1. Amigo David, gracias por un texto tan acertado y por tu participación. Un abrazo!

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  2. 17 DÍAS

    “Este sistema asesino mata hambrientos en lugar de matar el hambre”.
    Eduardo Galeano

    "Los datos son demoledores. La aritmética no falla. Los rostros, tampoco..."
    Agencia EFE

    “Mamá, nunca lloverá sobre Dadaab”.
    Justamente eso le refirió Hindiya a su madre, que con sus largos dedos selló suavemente la última mirada de su pequeño hijo, apenas un año, tras no poder reanimarle.
    Ni siquiera recibieron la ayuda de las otras familias que, como ellos, obedecían el mismo rumbo para huir de la sequía.
    Ninguna se detuvo. Todas estaban sumidas en la desesperación por su propia supervivencia.
    Finalmente, decidieron dejarlo atrás.
    Eran varias las jornadas bajo el carnívoro sol de África, sin apenas agua ni alimentos. La tierra estaba seca como un hueso y dibujaba un sinfín de cicatrices bajo los pies. Ni una gota de agua sobre semejante reino de polvo. Eso parecía decir el cielo, abierto como un insulto, como una vieja herida que no acaba de cerrarse. Hasta donde alcanzaba la vista no había nada que echarse a los ojos.
    No se oyó reír a nadie durante los diecisiete días de camino hasta el campamento.
    Hindiya, que no alzaba más de un metro del suelo, le refería a su madre con la nariz fruncida y los dientes apretados y los brazos cruzados:
    “Mamá, nunca lloverá sobre Dadaab. La lluvia no quiere vernos, ni oírnos, ni sentirnos.”

    Alejandro Lérida Hormigo

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  3. Todo lo que hagamos es poco...pero es algo...
    Qué menos que echar una mano o un verso para colaborar con una causa que lo merece...
    Un abrazo.

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  4. David, diana en el blanco con esas reflexiones tan acertadas. ¿Nos veremos el día 20 por estas tierras? Un abrazo

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  5. Magnífica reflexión David por desgracia el mundo se mueve cuando recibe algo a cambio, Somalia muere hace muchos años ya, por que a nadie interesa mover un dedo y por desgracia esos señores de la guerra controlan todo, incluso las ayudas humanitarias que van llegando. Es triste darse cuenta como volvemos la cabeza ante tanta y tanta injusticia.

    Un abrazo

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  6. Muchas gracias David, por compartir esta hermosa y conmovedora reflexión.
    Un abrazo.

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